Mi centro es de cultua individualista: cada profesor se encierra en su aula con sus alumnos y no sabe lo que ocurre en el resto de las aulas ni le interesa saberlo.
El patrón de conducta es que cada uno debe ser capaz de gestionar su aula y no debe requerir ayuda para hacerlo. Si para ello debes saltarte alguna norma y no ir a la par con los demás, a pesar de tener publicado un Reglamento de Régimen Interior, lo haces y crear tu propia cultura de aula al margen del resto.
Los valores que puedo detectar son: primero yo, luego yo y en tercer lugar yo también por si acaso. Se debe mantener un ambiente lo más cordial posible, pero si es necesario romper la cordialidad para conseguir lo que yo quiero, pues se rompe. Otro valor detectable es: primero yo, luego mi departamento y quizá después algún profesor que me cae bien o me soporta. Todo debe estar a mi servicio y si no lo está haré perder el tiempo a todos mis compañeros, al equipo directivo e incluso a mis alumnos.
Las creencias implícitas son que el centro es un lugar de trabajo del que uno debe olvidarse cuando sale de allí; no debe ser lo más importante de mi vida, y está a mi servicio no yo a su servicio; otra conducta es que si las cosas no salen bien la culpa es de otro, nunca es mi responsabilidad (creo que somos muy infantiles).
Con todo y con eso, el nuevo equipo directivo, al que pertenezco, va a intentar modificar esta cultura, pero se prevé un largo camino.
Hola Isabel te mando mi valoración por privado.
ResponderEliminarPer al igual que tenemos esperanzas en los alumnos debemos tenerlas en nuestros compañeros. Es el reto.